Animales de fábula

En un libro que leí hace unos meses la autora decía que de pequeña, cuando le preguntaban qué animal le gustaría ser, siempre contestaba tortuga. Se pregunta a ella misma si es porque tal vez la tortuga siempre está en casa. Porque inclusive entonces, ella prefería estar en casa todo el tiempo. Tal vez lo decía con la esperanza de cargar con su casa en la espalda, si se piensa en casa como un capullo donde escribir y estar bien.

Me identifico con la autora porque yo también fui una niña casera. Sin embargo, nunca llegué a tener la lucidez de identificarme con un animal tan acertado. Hace casi 8 años, cuando me entrevistaron para este trabajo, me dieron veinte minutos para crear una presentación y responder en esta, 10 preguntas sobre mí. Una de las preguntas, por supuesto, era la del animal.

Solo podía pensar en los animales vetados; como por ejemplo, el tiburón por agresivo, el delfín por cliché, el gato por su mala fama, así que terminé diciendo perro por lo mencionado anteriormente, su domesticidad. Ignoro hasta la fecha si mi respuesta fue correcta y creo que si hubiese dicho tortuga hubiese sido mucho más cercano a la verdad, pero no se me ocurrió. 

Pensándolo en perspectiva, no sé cuánta importancia tendría la pregunta del animal en relación a las otras nueve preguntas, pero es evidente que me hubiese restado puntos haber sido honesta. Sea cual fuere la razón de ser de la empresa, nadie quiere al animal que llega de último a los objetivos de venta, los plazos, los milestones, las deadlines, que por algo tienen la palabra muerte incluida. Nadie quiere al animal que llega más lento por muy a gustito que esté en su caparazón.

Pero se me da bastante bien intuir lo que es prudente o no decir; lo prudente siempre prevalece a lo contraproducente, sobre todo si lo último solo me impacta a mí. Es como un piedra, papel o tijera mal jugado; como conocer la elección de tu oponente cada vez y elegir la que te hace perder.

Llegados a este punto, cualquiera podría intervenir y decir que exagero cuando hablo de perder y al mismo tiempo ser elegida para el puesto. Pero todos en esta fábula llevamos trajes de zorro y corbata, ante todo hay que agradecer que se nos brinde un asiento en esta sala de gente astuta. La gente astuta, los zorros, tienen planes de carrera porque aquí todo va de correr, también de subir escaleras. Va de decir que no eres tortuga, ni tiburón, ni delfín y disfrazarte todos los días.

Prosa Ojerosa

3 respuestas a «Animales de fábula»

  1. Tortuga de noche, zorro de día… Tortuga de armario, tortuga trans. Lo bonito es tener diferentes registros, adaptarse. Igual no tenemos que escoger un solo animal, una sola metáfora, una sola personalidad / identidad… Igual lo que escogemos ser puede ser tornasolado o lenticular, e ir cambiando según La Luz o el ángulo desde el que se mira… Molt bonic

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

X