Últimamente me encuentro notando de manera más frecuente, lo excepcional que resulta, al menos en mi día, hacer una sola cosa.
Desayunar trabajando, cenar viendo Netflix, correr escuchando un podcast, son todos hábitos muy comunes actualmente, estarás de acuerdo. Sin embargo, aunque de lo más normal no dejan de hacerme sentir nostalgia por…
Escuchar música escuchando música:

Tejer tejiendo:
Imagina ya hacerlo en grupo de tres, nivel uni-tasking profesional.
o, solo tomar té:

Pillas la idea.
Probablemente podamos culpar al confinamiento por este agotamiento mental que ni de beber un coco en una hamaca al mismo tiempo, me deja ganas.
En todo caso, ¿habías hecho un minuto de silencio ya por todos los pensamientos que no se gestaron mientras esperabas a esa persona viendo historias de instagram? ¡culpable!
Quizá del multi-tasking deriva que aguardes tanto el viernes solo para sentir que cuando llega, no queda voluntad.
Qué complicado es el balance de obligarte a hacer algo porque sabes que al final de esa cosa, te sentirás mejor pero, no poder convencer a tu yo de ahora de ponerse en acción.
Al mismo tiempo, Complejo el equilibrio entre saber cuando la voz por venir sabe más o si sencillamente es momento de negociar una tregua con la mente y parar con los pies; En el sofá, en la cama, donde sea y, aterrizar en pausa.
No olvides que, el mayor clásico del verano no tiene que ser adelgazar ni estar bronceadxs, el gran clásico del verano, el número uno, el principal, sigue siendo el descanso. Y eso, amigx, aunque no haya presupuesto vacacional que lo respalde, no ha de perderse tan fácilmente de vista.
El descanso sin vacaciones (y aun en pandemia) tal vez comienza haciendo una actividad a la vez, tal como si fueras consciente de lo que estás haciendo mientras lo haces. ¿Como si quisieras hacerlo de verdad? Y no me refiero solo a «estar presentes», sino a priorizar menos tareas en un día, a comprometernos con la lentitud si es que te está haciendo falta.
¿Te habías hecho esa pregunta? ¿Qué tan lento puedo y quiero ir?
En contraposición a cuáles son las frutas más «diuréticas», o cuál la forma de bañador que más te favorece según tu tipo de cuerpo, las 8 preguntas para centrarte en lo memorable este verano podrían ser:
Quizá por todo el contacto que hemos tenido con la pérdida estos meses, 1) ¿Cuáles son esas cosas, personas, relaciones o situaciones que conservo, valoro y por las que sigo estando agradecidx?
2) ¿Cómo puedo volver a mirarme al espejo?
3) ¿Cuál canción podría escuchar ahora mismo para sentirme bien?
4) ¿Dónde podría encontrar inspiración hoy?
5) ¿Qué podría descubrir ahora mismo?
6) ¿Cómo podría agobiarme menos?
7) ¿Qué platillo puedo intentar cocinar cuando ya podamos reunirnos?
8) ¿Qué podría aprender o qué podría retomar?
Cuando Adele deje de ser noticia por haber bajado de peso y las mujeres gordas dejen de ser llamadas valientes por mostrar su cuerpo, yo dejaré de insistir en centrarnos en otro tipo de cuestiones, mientras tanto, permíteme desearte a contra corriente, que puedas consumir estas letras con toda calma y que éstas sean un recordatorio de lo bueno de vivir:
De la sal en el pelo, del sol y el viento juntos, de probar un poquito de marisco a línea de playa, de una bebida fría sobre una silla precaria, olvidada en el patio de alguien familiar, querido, de la fruta que solo te gusta por su sabor y no por su cantidad de agua.
Prosa Ojerosa
PD: Ahora, al estilo crucigrama y para que puedas copiarte las soluciones descaradamente, te presento las que serían mis respuestas. Si te gustan, recuerda que compartir es un gran verbo y hay unos botoncitos abajo para ello. Hasta por whatsapp para que lo goces.
- Puedes intentar este ejercicio disparador de escritura o bien, ir llenando un bote de vidrio con papelitos de agradecimiento para recontar al final del año, algo así como una hucha para las «vacas flacas anímicas».
- No he visto un paso a paso más delicado y hermoso que éste.
- Habrían muchas más en esta categoría de las que podría permitirme, pero Tegan & Sara son de una bonita época y esta canción nunca me la saltaría.
- Los colores de esta película y el trabajón detrás de ella SON inspiración. ¡Oh, maravilla!, está disponible en Netflix.
- Yo la descubrí a ella y estoy muy contenta.
- Hace algún tiempo escribí tres palabras que empiezan con A, para remediar precisamente eso.
- Me ha pasado que preparo algún plato que me decepciona porque el color no sale como esperaba. Pero con este hummus triunfé.
- Me ha estado dando vueltas por la cabeza volver a bailar porque tengo muchos años sin hacerlo y tras ver aquello… ¿Qué dices? ¿Me compro los guantes blancos? O, ¿me apunto a unas clasecitas así?
Ahora, en cuanto a replantearme, hace unos meses te hablé del ensayo «Cómo no hacer nada» que me sembró ideas en la cabeza de las que no he podido recuperarme del todo. Y más que su ensayo, ella misma. Vienen muy al caso.
¿Te he dado alguna buena idea?
Despertar y en vez de salir de la cama al estilo “confort” leerte , con la lluvia de soundtrack. Así empieza hoy mi día! Gracias Adri.
Gracias a ti por incluirme en tu ritual de iniciación, jaja 😉 feliz día, bella.