Las desapercibidas y lo que aprendí de ellas

La verdad sea dicha.

Para empezar a escribir esta entrada, tuve que antes pasarme por YouTube en la búsqueda de alguna conferencia, o material que me sacara del fondo de la concha de caracol donde a veces quiero meterme para habitar por periodos imprecisos de tiempo.

No sé si a veces te pasa que, tras exponerte mucho, por ejemplo; hacer presentaciones, ir a eventos sociales, publicar textos online, tener una entrevista de trabajo, hacer vídeos con tu cara, mostrar tu trabajo, etc., te llegas a sentir como que te han cobrado impuestos sobre un trozo de ti mismx y te encuentras un tanto saturadx, con ganas de ausentarte y dejar un cartel en la puerta que diga ‘regreso en 5’, estoy en la tienda’.

“Nuestra cultura hizo de vivir como extrovertidos, una virtud. Desalentamos el viaje interior, la búsqueda de un centro. Entonces, perdimos el nuestro y tenemos que encontrarlo otra vez»

Our culture made a virtue of living only as extroverts. We discouraged the inner journey, the quest for a center. So we lost our center and have to find it again.” Anaïs Nin

Y es esa frase de Anaïs Nin que me recuerda a las facetas de ti que ‘nunca’ deben ser, que son un ‘error’ auditado, estandarizado de manera unánime.

Ser aburridx

Frecuentemente confundido con ser calladx, esta faceta me atormentó durante mucho tiempo y aún a veces sale de paseo.

Se remonta a siglos atrás, esta declaración (o sentencia, como quieras verlo) sobre la importancia de una buena (o lo que es lo mismo, elocuente) conversación, para ser, sin más, una buena compañía. El más claro ejemplo de la conversación como valor, pueden representarlo las geishas en los siglos XVIII al XIX.

Lo cierto es que, quien me conoce sabe, que tengo mucho que decir y aunque tenga grandes pensamientos, muchos de ellos empezarán y terminarán en mi cabeza, sin ser nombrados, o sin voz. Por tanto, asumiendo el riesgo invariable de ser más fácilmente olvidada dentro de un grupo de personas, o ser la segunda opción, para una llamada telefónica a un plan improvisado.

Esto es real, y es un sentimiento por lo demás evidente, cuando tu pareja es opuesta en ese sentido, teniendo siempre a mano buenas salidas e historias. Lo recuerdan en restaurantes que hemos visitado, y su presencia lo hace todo más ameno. No lo digo porque yo pueda ser objetiva, en este caso.

Sin embargo, aprendí que, si como yo, pasas por aburridx, tienes el potencial superpoder de escuchar como nadie. De recordar eventos, frases y detalles que te han contado meses después de que lo hayan mencionado, y armar teorías, conclusiones y guías del “cómo”, de parte del emisor del mensaje.

Sé también que tu elocuencia puede que no sea rápida, pero es elaborada y es importante.

Puede que algunxs no te consideren la mejor compañía, pero es por eso que el meollo del asunto está en ser la mejor, para tí mismx.

Quizá sea fácil para mí decirlo porque siempre se me dió bien jugar sola, (dicho por mi propia madre, que todavía comenta lo complicado que era convencerme para salir de casa). Y puede ser también que, el silencio nunca me asustó y me he sentido continuamente aliviada por los libros con márgenes gordos, con bastante espacio en blanco, con ‘aire’ de por medio. Como el de la foto:

Ser insegurx

El gran no. Debemos dominar temas y no conforme con eso, reflejarlo.

Virginia Woolf logra expresar la inseguridad con belleza (como siempre), en “Las olas”:

“Susan y Jinny tienen cara; (…) dicen sí, dicen no; pero yo oscilo y cambio, y en menos de un segundo me vuelvo transparente. Cuando se cruzan con una criada, ella las mira sin reírse. Pero se ríe de mí. Ellas saben qué decir cuando alguien les habla. Se ríen de verdad; se enojan de verdad; mientras yo he de mirar primero y hacer lo que hacen los demás cuando ya lo han hecho.”

Virginia Woolf – Las olas

Entonces se me viene a la mente, sobre todo en el mundo del emprendimiento o «profesional», el yunque invisible que vamos arrastrando de tener que ser expertxs, con el peso añadido de la crítica interior.

“Cuando dejamos huérfanas a las partes de nosotrxs que no encajan en lo que se supone que es el ideal, solo dejamos al crítico.”

Brené Brown

La lista de asuntos sobre los que tengo inseguridades es larga: dudo, me pregunto y temo parecer. Pero creo que en ésto, somos mayoría encerradxs en una escena, donde todos interpretamos un papel en una parodia para «gente normal», cuando en verdad, la gente normal tiene inseguridades.

Lo que aprendí de la inseguridad es que mientras las dudas no sean lo suficientemente gruesas para prevenirte de la acción, en mi opinión, nos mantendrán en un balance sano donde corregimos la sal y evitamos que nuestros platos salgan incomibles, llenos de una guarnición pomposa y repelente. Sabrosos para quien sepa apreciarlos y quizá para otros no tanto.

Mientras me llamen «discreta» como murmurando un pequeño, barra, minúsculo defectillo, tal vez nunca llegue a tener la visibilidad que se nos exige hoy en día para vender productos y servicios, pero estaré desempeñando el rol que me sale mejor, el que mejor sé hacer. El de yo.

¿Qué aprendiste tú de las desapercibidas?

Prosa Ojerosa

PD: Esta es la conferencia de Brené Brown que me animó a escribir esta entrada a pesar de que mi crítica interna me estaba hablando por megafonía. Lo siento, está en inglés 🙁

Demás está decir que si no conoces aún a Brené Brown, es una fuente de sabiduría y no debes perder más el tiempo antes de ver sus conferencias. Las que ha hecho para TED, están subtituladas. Hazte el favor de no postergar ésto. Si cuentas con Netflix, también puedes ver otra de sus conferencias allí, traducida con el título «Sé Valiente». ¡TOP!

10 respuestas a «Las desapercibidas y lo que aprendí de ellas»

  1. Gracias Adri! Tus post siempre me invitan a tomarme un momento, a mirar hacia dentro, muchas veces conmovida por lo que veo en mi interior. Un beso.

    1. Gracias a ti, Lice. Esto es lo más bonito que escuché en todo el día, es música para mis oídos.
      You had me at «tomarme un momento…». Otro beso grande para ti.

  2. Secundo tu recomendación de Brene Brown. Es fenomenal. Ser extrovertido no debe ser sinónimo de valía, en lo personal o en lo laboral. Y sin embargo, hay que ser consciente de como nos perciben en el trabajo y cuál es nuestro objetivo, de modo que esos adjetivos que nos representan no decidan nuestro destino.

    1. Hay algunas cosas que sé con certeza, aunque nunca las hayamos hablado, que te gustan y que se me parecen a ti. Brené Brown era una de ellas. Humor, inteligencia y fuerza. Y como siempre, muy acertado tu comentario sobre lo de no dejar que decidan nuestro destino, muy necesario pararnos a pensar y a tomar feedback sobre la impresión que estamos dando, o cómo podemos trabajar esas características a nuestro favor. Un beso.

  3. Esto está genial Prosa/adri.. spot on¡ and beautifully put¡

    Sin haber tenido oportunidad aún de revisar los enlaces, esto por si solo ya aporta mucho y muy bonito. Sé que hay hábitos y maneras que nos «definen»; y cosas comunes entre los que los compartimos… Sin embargo, tu post me ha hecho ver, más bien, todo lo tantísimo que se puede tener en común con alguien que no necesariamente tengas esas maneras o hábitos que, sin escogerlas te das cuenta que son las tuyas.

    1. Hola :),

      La verdad esto me ha hecho pensar en que “bando” me encuentro , en el aburrido o en el de esa persona sociable (no se si sería el first call de alguien), lo cierto es que, muchas veces me cuesta salir de casa, disfruto esta sola, disfruto ver tv a solas o con mi esposo, tomarme una buena taza de té viendo por enésima vez friends y así. Creo haber oído, que si soy aburrida, no recuerdo bien… y me pregunto? Porque las etiquetas? Somos quien somos y debemos ser fieles a nosotros mismos….

      Gracias por el texto, me encanto

      Lau !

      1. Hola Lau,
        Gracias por leerlo y por este mensajito. Sí, a veces nos etiquetan otros, otras veces nos etiquetamos nosotrxs mismxs. Por eso, en lo de ser fieles que mencionas, hay que discenir lo que nos sirve, lo que podemos pulir y «pescar» las características buenas que hay en esas etiquetas que quizá no son tan populares como ser el alma de la fiesta, o la graciosa del grupo. No sé si me explico.
        ¡Un abrazo!

    2. ¡Graaaacias!, viniendo de ti, es un halago grandote y haberte dado algo de «food for thought» cuando en mi idealización, creo que ya lo has pensado todo 😉
      Tendrás que explicarme más esta realización porque me dejaste con curiosidad. ¿Quieres decir alguien que se presenta al mundo de manera mucho más introvertida y que aún así tiene mucho en común contigo?
      ¡Besos! y no dejes de ver los links 🙂

  4. Debemos buscar y elegir lo que nos hace bien a nosotras mismas, más allá de etiquetas sociales o modas comportamentales. Se puede ser intensa y discreta a la vez, estar llena de energía y llevar una vida slow.. No es necesario exponerse para ser visible, y que te guste socializar no es lo mismo que estar en un evento rodeado de mil personas si entre ellas no se escuchan, sino que encuentras en la conversación y en conocer a las personas tu alimento del alma y tu alegría. O al menos, a mi me ocurre. Grandísimo post Adri. Brava! Abrazos infinitos.

    1. Me gusta lo que dices Marta, ojalá muchxs tengan las cosas tan claras como tú las tienes.
      Particularmente lo que dices sobre escucharnos y encontrar en otras personas alimento y alegría, es muy bonito. Gracias de nuevo, un abrazo grandote.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

X