Sobre el acento y el buen privilegio

La diversidad está en todas partes, en los tipos de setas, de maíz, en la variedad de los ecosistemas: de ellos, mi favorito es “la tundra”, porque me suena a una novela ÉPICA. Hasta entonces, la ‘diver’sidad se nos hace ‘diver’tida.

Empezamos a ‘diver’gir cuando dejamos de hablar de la biológica y pasamos a la cultural, entonces se interponen las creencias, sobre todo, lo que estamos convencidxs que nos pertenece, las fronteras. Aquí ya hay menos risas, las pocas que quedan, se vuelven incómodas, como en la sala de un comediante que debuta.

Sucede cuando no tomamos tan en serio a quien habla en otro acento, cuando asumimos a la persona asiática como obediente y dócil, o a la alemana cuadriculada, a la latina HOLGAZANA y a la gitana, analfabeta.

Pero ni intento profundizar en estos temas ni tampoco rebatirte en lo que debes o no creer.  Voy a pretender que el privilegio no tiene la connotación negativa que le hemos labrado, y que realmente lo podemos emplear para lo que siempre debió existir.

Mucho me gustaría que se dejara de nombrar al privilegio para empezar a usarlo, ya que solo desde el privilegio de no tener que pelearse para subsistir a diario, podemos plantearnos el abandono de estereotipos e injusticias más allá de lo que nos han dicho y si estás leyendo esto, lo más seguro es que estés lejos de estar solo sobreviviendo.

El buen privilegio, SI alguien me lo preguntara, es el que se ejerce, no el que se pretende que no se tiene, no el que nos mantiene en constante separación de bandos.

“No “we” should be taken for granted when the subject is looking at other people’s pain”.

Ningún «nosotros» debe tomarse por sentado cuando el sujeto es testigo del dolor de otros ~ – Susan Sontag sobre el ensayo de la guerra de Virginia Woolf

Y la verdad es que hay mucho dolor ajeno para observar, lamentablemente, pero solo siendo conscientes del dolor que no estamos atravesando, podamos sacar las fuerzas para ser mejor por ello. Como en uno de los discursos de America Ferrera:

“Yo soy solo una de millones de personas a quienes se les ha dicho que para poder cumplir sus sueños, que para poder contribuir con mis talentos, tengo que resistirme a la verdad de quién soy. Yo por una vez estoy lista a dejar de resistirme y empezar a existir como mi toda, auténtica yo… Mi identidad no es mi obstáculo. Mi identidad es mi superpoder. Porque la verdad es que, yo soy como el mundo luce”

“I am just one of millions of people who have been told that in order to fulfill my dreams, in order to contribute my talents to the world, I have to resist the truth of who I am. I for one am ready to stop resisting and to start existing as my full and authentic self… My identity is not my obstacle. My identity is my superpower. Because the truth is, I am what the world looks like”

Es un tanto demencial que tengamos que recordarnos que somos tan diversos como los pájaros, la flora, o el “reino fungi” que mencioné al principio. Somos raros los humanos juzgándonos por colores del plumaje, canto, o era ¿gorjeo?, ¿trino?, ¿graznido?, ¡ah, vale! Que eso no importaba, que lo hacía todo más entretenido.

Como también me resulta gracioso encontrar similitudes entre nosotros y que quizá sea un ejercicio alternativo, más sano que el incesante “encuentra las diferencias” de los cuadernos de pasatiempos.

Un ejemplo de ello es que en Venezuela se use “chemise» y no “polo” para ir al colegio, donde se califican los exámenes del 1 al 20 como en Francia, donde una guarnición muy posible sea los“petipuás”o «petit pois» y no los guisantes, donde lxs niñxs bailan en su actividad extracurricular indistintamente ballet o flamenco (yo fui una de esxs) y donde mi abuela, venezolana también, de origen completamente criollo, allá por 1950 deseara tener un hijo valiente, o en sus términos lo que era sinónimo, un hijo torero.

(Eso no sucedió, no te preocupes)

El caso es que nos parecemos, nos parecemos y en donde no, más potencial para la belleza encuentro. Belleza con la zeta que no pronunciaré a gusto del castellano que viajó en la Pinta, la Niña y la Santa María, y cuya característica no debería otorgarme ningún otro adjetivo más que aventurera.

Prosa Ojerosa

PD: America Ferrera, por cierto, además de ser una de las fundadoras del movimiento y organización «Time’s Up», es americana de primera generación, de origen hondureño y productora de la serie de televisión “Gentefied” que te recomiendo para comprender mejor el privilegio. Cada capítulo contiene una mejor o peor interpretación de uno de los tantos ángulos de la inmigración, y por tanto, me gustó bastante. Ojalá también le encuentres un puntito bueno.

7 respuestas a «Sobre el acento y el buen privilegio»

  1. Me ha encantado ♥️ Tengo la suerte o la desgracia (creo que suerte, porque me ha hecho aprender bastante) de combinar mi nacionalidad de pasado imperialista (un pasado del que me avergüenzo y que no celebró) con mi calidad de inmigrante en Alemania. Gracias por hacerme reflexionar sobre mía privilegios, de nuevo.
    Un saludo!

  2. Te dejaste el hoy muy importante «papel toalé» o el «tener el tupé»… si somos siempre todos muy diversos.. no hay que olvidarlo ni creernos dueños de la diversidad por sentirnos minoría en un momento concreto o siempre… siempre somos todos muy diversos… y muy minoritarios en según que aspectos.

    Incluso si eres blanco y alemán, igual y eres judio y eso es minoritario y diverso según quien lo mire…sino igual y eres tenista o pianista y astronauta y que me puede decir que eso no es minoritario?

    Las combinaciones son infinitas, la diversidad es ubicua. Lo otro es pura ilusión como tanto más…

    1. Cierto, ¡¡¡¡papel toalé!!!! basiquíiiisimo…
      No quise decir que era la dueña de la diversidad 😀 de hecho lo de que todos somos diversos lo comenté hoy por historias de instagram, pero es cierto que quizá ese pensamiento aquí en el texto, no lo plasmé de la mejor manera. Y a lo mejor también, si me esperara a ser la dueña de algo, no hablara finalmente de nada.

      1. No creo que lo hayas expresado así (lo de ser dueña de la diversidad)..al menos no fue lo que yo entendí. No lo decía como un «pero» a tu texto sino como un comentario relacionado pero añadido… lo que llaman aquí un «más a más»… jajaja…

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