Temas de peso

Hace mucho que quiero escribir temas de peso, que es como decir que quiero hablar de cosas importantes pero se suele decir así; “de peso”. Entonces inevitablemente comienzo a ponderar que el peso se ha venido a menos, ha perdido peso el peso y lo felicitarían si lo vieran por lo calle, asumiendo que está en un buen momento, una racha de fuerza de voluntad, porque pesar se ha vuelto menos y menos deseable. Somos raras las personas felicitándonos por la fuerza exacta que ejerce la gravedad sobre nuestros cuerpos, y estos mismos contra el suelo.

Pero hablar sobre temas de peso generalmente te mete en camisa de once varas, que es por lo que pude averiguar, una especie de ceremonia de adopción en el que hacían que la desafortunada criatura entrara por la manga y saliera por el cuello de una camisa grande como simulando un parto, -¿cómo de grande?- De once varas, que era una medida por aquellos tiempos medievales.

Y entonces esta complicación innecesaria y poco recomendable que es “entrar por la bocamanga y salir por el cabezón” y que viene a ser la misma expresión pero de otra forma, es lo que estoy tratando de evitar al seguir dándole rodeos a esto que quiero decir:

No voy a felicitar a nadie más por volverse más ligerx. Y no lo haré no porque no requiera esfuerzo y no entienda lo que le ha supuesto, sino porque no quiero participar en esta medida. Ya no mediré en varas y si es posible, tampoco en kilos el cuerpo.

Una vez me dijiste que el ojo humano es la creación de Dios más solitaria. Cuantas cosas del mundo pasan a través de la pupila sin que retenga ninguna. El ojo, solo en su cuenca, ni siquiera sabe que hay otro, idéntico a él, a menos de tres centímetros de distancia, tan hambriento, tan vacío. Abriendo la puerta principal a la primera nevada de mi vida, dijiste en un susurro: -Mira.”

Esto lo escribió Ocean Vuong en “En la tierra somos fugazmente grandiosos” que nueve meses después de leerlo, sigue petándome el cerebro con su construcción de frases. Lo escribió él y en él me gustaría inspirarme para decirle a tu ojo que te retuviera, se fijara en ti y te susurrara más de un piropo al día para balancear todo lo que verá, leerá y le hará creer que es adverso.

 

Reality Check

 

Hace un par de párrafos ya quienes estuvieran en régimen de dieta restrictiva o en un plan de ejercicios con el objetivo de adelgazar, habrán cerrado esta entrada probablemente viendo esta tan solo como una provocación extremista, una falta de contacto con la realidad por mi parte; como si yo misma no pudiera entender por qué querríamos ser delgadxs, como si yo misma no fuera consciente de que serlo tiene solo consecuencias positivas en la sociedad actual, que nunca seríamos más celebradas que cuando perdemos peso.

-Guka, ¿de veras solo tienes diez años? -¿De qué años hablas? -De los tuyos, ¿cuántos tienes? -Pues no lo sé! Solo sé contar con los dedos hasta diez. Es que las mujeres no nos ocupamos de eso… Es mi padre quien sabe cuántos años tengo. Más adelante me di cuenta de que Guka no era la única que no sabía su edad. Ni su madre ni las vecinas sabían contar. Tampoco les importaba cuántos años tenían; solo les interesaba su peso, pues la gordura era símbolo de belleza en el desierto, con independencia de la edad. Diarios de Sahara ~ Sanmao

Aunque no creo que fuera su intención exacta y ni de cerca es el tema principal de estos diarios, a Sanmao le hizo falta solamente un párrafo para pintar la foto de la interseccionalidad (en este caso intersección de marginalización social y sexismo). Y en mi interpretación libre me parece cabría agregar aquí mismo que, aunque ahora sea por la delgadez, es la belleza la que continúa siendo una manera de sometimiento. Y mira que me cuesta mucho decir esto, asociar una palabra en principio tan inocente como belleza a otra tan fea, tan pesada, cuando ni siquiera las palabras deberían serlo.

Querría ser lo suficientemente fuerte para decirte que no es tu obligación ser bella, justo ahora que habría que procurarse un cuerpo de playa, solo los verdaderos pesos pesados se atreverían a afirmar semejante atrocidad.

Prosa Ojerosa

5 respuestas a «Temas de peso»

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